Un informe alerta sobre los altos niveles de trastorno que sufren estos conductores del servicio público
Noche de sábado en el óvalo de Miraflores. Con argentinos bailando y ticos llorando, el parque Kennedy está lleno de gente y de tráfico. La congestión exalta a los conductores.
Es cuando el chofer de una cúster de transporte público decide que no puede esperar más: se sube a lo bestia a la vereda de la Av. Arequipa y acelera desquiciadamente para ganar a las otras unidades.
“Los transportistas están muy mal de la cabeza”, gruñimos, generalizando, los presentes, como en tantas otras veces cuando vemos salvajadas similares. Pues bien, un reciente estudio de la Universidad Cayetano Heredia revela que esta sospecha está bien fundada. […]